Jueves 7 de Febrero...
...a las 17 y 30 h, Almudena escucha lo que pensó eran petardos.
Minutos más tarde ve aparecer a un perro, es un bretón, asustado y desorientado que corre hacia ella, cojeando. El perro jadea y se desangra. Comprende entonces que no ha sido un petardo, alguien le ha disparado, a tirado a matar.
Inmediatamente llama a la guardia civil que llegan al momento, durante una hora recorren la zona pero no encuentran a nadie, sólo está el perro herido.
Luego les llaman, se van diciendo que avisarán para que recojan al perro (suponemos que se refieren al servicio de recogida contratado por el ayuntamiento).
Almudena espera y nadie llega, pasa el tiempo y el perro sigue desangrándose, teme por su vida y llama a Antonio, que es veterinario y amigo suyo.
Ddevida está en ese momento en la consulta, apuntan el teléfono de Almudena y van a la zona a intentar encontrar el sitio donde está Bruno, en la zona trasera de la barriada el Junquillo, Almudena va a su encuentro. Bruno está en el interior de una propiedad privada, cuyo dueño ha deja las llaves para que vinieran a recoger al perro herido. Era ya oscuro y no había luz, con ayuda de una linterna se acercan a Bruno que les mira desde el suelo sin poder moverse, tiene un disparo en el pecho y una pata destrozada. El tiempo está en contra así que es hora de correr para llegar a tiempo a la clínica veterinaria.
Allí le limpian las heridas. Analíticas, suero, radiografías y vendan provisoriamente la pata herida, Bruno pasa la noche en la casa de María José (voluntaria de ddevida), con suero y sedado y al otro día está un poco mejor, pero su pata no le permite apenas levantarse. Juan Luis, colaborador habitual en acogidas temporales, ofrece su casa que reúne condiciones más apropiadas para el estado tan delicado de Bruno. Así, Dulce, una galguita que estaba en su casa en acogida se traslada a la casa de María José (en una coordinación muy bien pensada teniendo en cuenta las necesidades de cada perro).
Minutos más tarde ve aparecer a un perro, es un bretón, asustado y desorientado que corre hacia ella, cojeando. El perro jadea y se desangra. Comprende entonces que no ha sido un petardo, alguien le ha disparado, a tirado a matar.
Inmediatamente llama a la guardia civil que llegan al momento, durante una hora recorren la zona pero no encuentran a nadie, sólo está el perro herido.
Luego les llaman, se van diciendo que avisarán para que recojan al perro (suponemos que se refieren al servicio de recogida contratado por el ayuntamiento).
Almudena espera y nadie llega, pasa el tiempo y el perro sigue desangrándose, teme por su vida y llama a Antonio, que es veterinario y amigo suyo.
Ddevida está en ese momento en la consulta, apuntan el teléfono de Almudena y van a la zona a intentar encontrar el sitio donde está Bruno, en la zona trasera de la barriada el Junquillo, Almudena va a su encuentro. Bruno está en el interior de una propiedad privada, cuyo dueño ha deja las llaves para que vinieran a recoger al perro herido. Era ya oscuro y no había luz, con ayuda de una linterna se acercan a Bruno que les mira desde el suelo sin poder moverse, tiene un disparo en el pecho y una pata destrozada. El tiempo está en contra así que es hora de correr para llegar a tiempo a la clínica veterinaria.
Allí le limpian las heridas. Analíticas, suero, radiografías y vendan provisoriamente la pata herida, Bruno pasa la noche en la casa de María José (voluntaria de ddevida), con suero y sedado y al otro día está un poco mejor, pero su pata no le permite apenas levantarse. Juan Luis, colaborador habitual en acogidas temporales, ofrece su casa que reúne condiciones más apropiadas para el estado tan delicado de Bruno. Así, Dulce, una galguita que estaba en su casa en acogida se traslada a la casa de María José (en una coordinación muy bien pensada teniendo en cuenta las necesidades de cada perro).
1 comentario:
Pobre animal, como puede haber tanto hijo de p.... suelto? Espero que se ponga bien y encuentre adoptantes buenos.
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